jueves, 18 de junio de 2009

CONFLICTO POST-ELECTORAL IRANÍ: AGOTAMIENTO DEL RÉGIMEN ISLÁMICO

CONFLICTO POST-ELECTORAL IRANÍ:

AGOTAMIENTO DEL RÉGIMEN ISLÁMICO

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

11 DE JUNIO DE 2009

El conflicto post-electoral en Irán cimbra los fundamentos de la República Islámica. El presidente Mahmoud Ahmadineyad fue declarado vencedor con un margen de 2 a 1 sobre su rival más cercano en los comicios que se realizaron el viernes pasado. El resultado fue desconocido por el principal candidato opositor, Mir Hossein Musaví. A lo largo de la semana las calles de Teherán se han visto inundadas por decenas de miles de manifestantes que rechazaron el anuncio del Líder Supremo, el Ayatola Ali Jamenei, quien se brincó al Consejo de Guardianes, órgano clerical que debió calificar la elección. Después de una ríspida campaña electoral, Musaví denunció un fraude en su contra. El atractivo de los jóvenes de las zonas urbanas por el principal contendiente de la oposición reside en que sus posturas se perciben como una opción de apertura hacia Occidente. Además, Musaví ofreció revisar la política exterior de Ahmadineyad.

En las calles, el régimen de los ayatolas reprime las manifestaciones masivas, arrestando a cientos de estudiantes y políticos de oposición, además de censurar a los medios de comunicación, incluyendo a los corresponsales extranjeros. También jugadores de la Selección de Futbol de Irán se unieron a las protestas al portar una cinta verde durante el juego que sostuvieron el día de ayer contra el representativo de Corea del Sur. El repudio social se ha extendido a otras ciudades y las fuerzas armadas han entrado en acción. Se han llegado a reportar hasta 20 manifestantes muertos.

Si bien no hay elementos contundentes como para demostrar un fraude a favor de Ahmadineyad, sí hay una serie de irregularidades y situaciones que justifican la sospecha. La campaña estuvo cargada a favor del candidato oficial. Las dudas respecto al resultado se amplifican cuando la información concede el mismo margen de triunfo de Ahmadineyad en las ciudades, donde reside el mayor apoyo a Musaví.

Pero más allá del resultado, las protestas reflejan que está agotado el complejo sistema político que fundó el Ayatollah Jomeini para la república islámica hace 30 años. El sistema iraní se distingue por una serie de pesos y contrapesos que erigen a una cúpula clerical sobre las instituciones democráticas elegidas por voto popular. En este sentido, la voluntad de la sociedad y las decisiones del parlamento dependen del visto bueno de la estructura clerical. Por ejemplo, el Consejo de Guardianes aprueba las candidaturas presidenciales y legislativas y sanciona que las decisiones del parlamento se ajusten a su interpretación del islam. Así pues, Irán cuenta con un sistema democrático acotado por el criterio teológico de los ayatolas que ostentan el poder real.

Hay al menos dos perspectivas que nos permiten entender la naturaleza del conflicto post-electoral. En primera instancia, está la lucha de poder en el seno de la cúpula clerical entre los llamados conservadores y reformistas. En el primer grupo se encuentra el Ayatolah Ali Jamenei, quien fue designado como Líder Supremo hace 20 años tras la muerte del Ayatolah Jomeini. Jamenei encarna al poder real en Irán. Las fuerzas armadas y las instancias represivas dependen de él, al igual que la designación de cientos de funcionarios públicos. Al Líder Supremo se contrapone principalmente el expresidente Ali Akbar Rafsanyani, de corte reformista, y que también pertenece a la cúpula clerical. En los últimos cuatro años, desde que gobierna Ahmadineyad, el sector más conservador se ha encargado de restringir una serie de libertades civiles que habían sido conquistadas durante la presidencia de Rafsanyani.

Así, la represión contra los sectores aperturistas ha sido apuntalada por la figura de Ahmadineyad, quien cuenta con el apoyo de los sectores rurales y más empobrecidos, gracias a su política populista y clientelar que adereza con creencias milenaristas. Es decir, Ahmadineyad es un iluminado, hasta cierto punto la versión persa de Hugo Chávez. Durante su presidencia ha impulsado el proyecto nuclear iraní, retando con una retórica virulenta al sistema internacional. Occidente ha impuesto una serie sanciones a Irán, lo cual ha afectado negativamente a su economía, aunada a la caída del precio del petróleo, cuya explotación sostiene su política clientelar. Internamente, se ha encargado de reprimir estudiantes y organizaciones y de censurar periódicos que cuestionan su política, así como restringir el acceso a internet.

La segunda perspectiva que explica el conflicto post-electoral es la social. Para muchos jóvenes, el triunfo de Ahmadineyad viene acompañado de un alto grado de frustración. Musaví ofrecía expectativas de cambio. Irán cuenta con niveles de desempleo de 10%. En los jóvenes menores de 24 años este índice rebasa el 20%. La inflación anual alcanza 25%. Los jóvenes que se manifiestan nacieron después de la revolución islámica de 1979 encabezada por el Ayatolah Jomeini. No se identifican con sus ideales y el régimen instaurado oprime sus expectativas de futuro y reduce sus oportunidades. En otras palabras, las manifestaciones post-electorales cuestionan la legitimidad del régimen de los ayatolas. Independientemente del resultado, y de la lucha de poder entre los clérigos, la explosión social en Irán demuestra que las estructuras de poder real en la República Islámica no se adaptaron al cambio generacional. En vez de preocuparse por atender los rezagos estructurales, el régimen teocrático se concentró en una política exterior que en nada resuelve los problemas cotidianos de su población. Ahora le toca a los ayatolas pagar la factura.

Danza con Cuervos

El plan de paz que dio a conocer el primer ministro de Israel, Benjamín Netaniahu, el domingo pasado es una perla del cinismo que le caracteriza (leer el discurso aquí). Por una parte llama a re-iniciar, sin precondiciones, las negociaciones con los palestinos. Pero al ofrecer como visión un Estado Palestino desmilitarizado con fronteras bajo el control israelí, condiciona el resultado de las negociaciones y desconoce el derecho de los palestinos a un Estado independiente y viable. El discurso de Netaniahu es reflejo de un modelo mental invadido por el miedo. Su planteamiento desconoce la solución de los dos Estados, así como cualquier opción realista de paz.

Un acuerdo de paz implica el fin del conflicto y, por ende, un pacto de no agresión. ¿Acaso Egipto y Jordania se desmilitarizaron cuando firmaron sus acuerdos de paz con Israel? ¿Por qué sería diferente con Palestina? Un acuerdo de paz implica la inherente construcción de condiciones que harían costosa una guerra. Israelíes y palestinos están destinados a compartir la misma tierra y a construir intereses en común. Pero no habrá paz mientras una de las partes busque imponer condiciones sobre la otra. No habrá paz mientras Israel insista en perpetuar el control sobre los palestinos.

jueves, 11 de junio de 2009

ELECCIONES EN EL LÍBANO: LA ALIANZA IRÁN – HEZBOLLAH EN VILO

ELECCIONES EN EL LÍBANO:

LA ALIANZA IRÁN – HEZBOLLAH EN VILO

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

11 DE JUNIO DE 2009

Como comentábamos la semana pasada, el discurso de Barack Obama en El Cairo replanteó drásticamente la política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente. Ofreció un acercamiento por demás realista considerando las condiciones en el terreno. La Casa Blanca promete cambios y abre una ventana a la diplomacia multilateral

De esta forma, los diversos actores regionales –políticos y sociales– se encuentran frente a una perspectiva diferente. En este nuevo contexto El Líbano e Irán realizan elecciones para renovar sus gobiernos. Los libaneses asistieron a las urnas el fin de semana pasado. A los iraníes les toca mañana viernes. Los resultados electorales podrían arrojar luz para determinar si el Medio Oriente entra en un periodo de distención regional. En ambos países se ubican actores que aprovecharon los lineamientos de la era Bush para hacer frente a los asuntos que emanaban del Medio Oriente. El uso de la fuerza como único recurso, apuntalado por una visión ideologizada de poder unilateral, generó una coyuntura utilizada por el Hezbollah, partido-milicia libanés, y el presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad, para imponer condiciones en la zona. Ese escenario cambió con la llegada de Obama y es probable que comience a mitigarse la amenaza que representa el círculo de poder trasnacional financiado por Irán y representado en el mundo árabe, entre otros, por Hezbollah.

Así pues, el domingo 7 los libaneses salieron a las urnas para renovar el parlamento a través del particular sistema confesional que sostiene con pinzas la mínima estabilidad socio-política. El resultado electoral refrendó en el poder a la Coalición 14 de Marzo, liderada por Saad Hariri, hijo del exprimer ministro Rafik Hariri, quien fue asesinado en febrero de 2005. Este hecho impulsó la Revolución de los Cedros y el fin del tutelaje directo de Siria en territorio libanés. La alianza 14 de Marzo agrupa a los sectores sunita, druso y a una parte de los cristianos. Se asume anti-siria y es apoyada por Estados Unidos, Francia y Arabia Saudita. La oposición, conocida como Coalición 8 de Marzo, apuntalada por Irán y Siria, es conformada por los shiitas de Hezbollah y el partido Amal junto con un partido cristiano.

La democracia confesional libanesa divide los 128 asientos del parlamento en partes iguales entre los sectores musulmán y cristiano. A los primeros, el sistema otorga 27 asientos a los musulmanes sunitas y 27 a los shiitas. El resto se lo dividen drusos (8) y alauitas (2). Para los cristianos, el sistema fija 34 asientos a los maronitas, 14 a los ortodoxos griegos, ocho a los católicos, seis a los armenios y dos a otras minorías cristianas. El sistema, constituido en 1943, responde a cuotas demográficas que protegen el acceso al poder del sector cristiano según el censo de 1932, el último que se realizó en el País de los Cedros. La realidad demográfica ha cambiado desde entonces, por lo que la inflexibilidad del sistema de cuotas políticas ha sido una de las principales causas de la inestabilidad libanesa. Los Acuerdos de Ta’if de 1989, que pusieron fin a la guerra civil que estalló en 1975, ajustaron la representación política de los diversos sectores confesionales. Pese a que se calcula que tan sólo 30% de la población libanesa es hoy en día cristiana, este sector cuenta por ley con la mitad de los lugares en el parlamento.

Los musulmanes shiitas, por su parte, han sido históricamente relegados del acuerdo político que rige a la sociedad libanesa desde el fin del colonialismo francés. Esta condición permitió al régimen islámico iraní, extraído de la revolución jomeinista de 1979, encontrar tierra fértil en El Líbano para extender su influencia en el mundo árabe. La guerra civil libanesa y la invasión israelí de 1982 propiciaron el surgimiento de Hezbollah, financiado y armado desde ese entonces por Irán. Los shiitas, recordemos, son minoría en el mundo islámico, aunque en Irán representan 90% de la población. Así, el Hezbollah es el activo supra-territorial más importante de Irán.

En este sentido, la derrota de Hezbollah en las urnas podría ser entendida como un refrendo de la población libanesa a las posturas pro-occidentales de la coalición gobernante. Si así fuera, la apertura ofrecida por Obama habría tenido repercusión inmediata. Sin embargo, Hezbollah representa una amenaza constante al pacto libanés. Gracias a los apoyos de Irán y Siria, Hezbollah ha construido un Estado autónomo dentro de El Líbano. Este movimiento islamista es la única facción de la guerra civil que se mantiene armada, pretextando su posición de defensa frente a Israel. En realidad, su capacidad militar está destinada a fortalecer su poder al interior del suelo libanés. En mayo del año pasado, Hezbollah se enfrentó a las tropas regulares del ejército libanés en pleno Beirut, una vez que el gobierno central intentó desmantelar su red de telecomunicaciones. Esta situación estuvo a punto de reactivar la guerra interna, pero la cedió al formarse un gobierno de unidad nacional que incluyó el derecho de veto de Hezbollah. El resultado electoral desactiva de momento este acuerdo.

Pero la amenaza de Hezbollah está latente. Si mañana viernes los iraníes votan en contra de Ahmadineyad, en claro rechazo a su política exterior, es probable que se reescriban las condiciones de la alianza Irán – Hezbollah. Como parte de la negociación que ofrece Obama, es de suponer que Washington daría a Teherán luz verde al desarrollo inspeccionado de energía nuclear para uso civil a cambio de salir de El Líbano. Esto propiciaría el desarme de Hezbollah y su integración formal al marco instititucional libanés. Sin embargo, también obligaría al Estado libanés a hacerse cargo del bienestar de toda su población, incluidos los sectores shiitas marginados. Pase lo que pase, en el caso de El Líbano, es muy temprano aún para hablar de estabilidad.

jueves, 4 de junio de 2009

EL DISCURSO DE OBAMA EN EL CAIRO

EL DISCURSO DE OBAMA EN EL CAIRO

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

4 DE JUNIO DE 2009

Barack Obama está en Medio Oriente y pretende tomar al toro por los cuernos. Desde la campaña electoral que lo catapultó a la Casa Blanca, Obama delineó una política exterior contrastante a la de George W. Bush. En principio, como lo señaló en enero al diario Al-Arabiya y hace unas semanas en Turquía, Obama quiere recomponer las relaciones de Estados Unidos con el mundo árabe y el islam. Busca cambiar la percepción del llamado choque de civilizaciones que ha alimentado al extremismo islámico y a las posturas más reticentes en su país y occidente. No hay que negarlo, Obama responde a los intereses de Estados Unidos. Esa es una realidad que puede o no gustarnos del todo, pero en definitiva, su cosmovisión tiende a la construcción de consensos en el sistema internacional. Y sí, es motivo suficiente para celebrarlo.

Hoy, en El Cairo, refrendó, de forma puntual y ambiciosa, sus intenciones. Las expectativas son altas y podrían resultar frustrantes si no se cumplen o se logran parcialmente. Obama lo sabe. Ya vivió en carne propia la decepción de no avanzar en aclarar los casos de tortura o de cerrar definitivamente la cárcel de Guantánamo. Pero la situación en Medio Oriente, con una gran cantidad de frentes al rojo vivo, amerita colocar la vara en tan alta posición.

La elección del lugar para hablarle al mundo árabe y al islámico, de frente y sin corta prisas, tiene un importante peso simbólico. Egipto es el mayor país árabe, cuna del nacionalismo árabe secular, pero también de islam político. El discurso fue albergado por la Univeridad de El Cairo, de carácter laico y universalista, y co-patrocinado por la Universidad Al-Ahzar, de corte islamista. En esta última, estudió Ayman al-Zawahiri, el compinche de Osama Bin Laden en Al-Qaeda. Y desde ahí, Barack Hussein Obama habló no sólo de un nuevo comienzo, de Irán y del conflicto palestino-israelí. También instó a los regímenes del Medio Oriente para promover los derechos humanos, así como impulsar sistemas democráticos, los derechos de las mujeres y la libertad religiosa.

En principio, Obama asumió la responsabilidad de Occidente por las injusticias provocadas en la región por el colonialismo y los intereses geopolíticos que muchas veces han confrontado a los pueblos y naciones del Medio Oriente entre sí. De allí partió para hacer un llamado de voltear al futuro, reconocerse como seres humanos y acabar con los estereotipos que han degradado la relación entre ambas partes. Obama subrayó los valores y las aportaciones a la humanidad que ha hecho la cultura islámica a lo largo de los siglos. Incluso, señaló que en su país 7 millones de musulmanes viven en total libertad religiosa, aportando al desarrollo de Estados Unidos desde diversos ámbitos.

Reiteró su estrategia frente al terrorismo islámico y solicitó confrontar el extremismo violento en todas sus formas. Justificó la guerra contra el terrorismo encarnado en Al Qaeda y los Talibán, responsables del 11/9 donde murieron 3000 inocentes. Eso sí, se desmarcó de la guerra en Irak, a la que consideró un error que pudo evitarse. Anotó que no se puede menospreciar la diplomacia ni el consenso internacional.

Respecto al proceso de paz entre israelíes y palestinos, condenó a quienes niegan el Holocausto y llaman a la destrucción de Israel. No es poca cosa, considerando que lo hizo desde el epicentro de confrontación. En muchos países árabes y organizaciones islamistas se sigue enseñando el libelo de los Protocolos de Sión como un hecho real. Este falso texto es fundamento del antisemitismo moderno, el que llevó a 6 millones de judíos a las cámaras de gas. Por el otro lado, señaló que es intolerable la situación de los palestinos que viven bajo la ocupación israelí. Como era de esperarse, reiteró la fórmula de paz entre Israel y Palestina basada en dos Estados independientes. Rescató el Plan de Ruta de 2003. Por una parte, los palestinos deben renunciar a la violencia armada. Obama ofreció apertura a Hamás, al que consideró que representa a un sector del pueblo palestino. Indicó que para participar en la construcción de un Estado palestino, Hamás requiere renunciar a la violencia y reconocer los acuerdos previos y el derecho de Israel a existir. Por otra parte, deslegitimó a los asentamientos judíos en los territorios palestinos, a los que señalo como violatorios de acuerdos previos. Así como instó al gobierno de Israel a reconocer el derecho del pueblo palestino a un Estado independiente, también llamó a poner fin al asedio sobre Gaza.

Cierto es que se trata de más palabras, pero pocas veces se ha escuchado a un presidente de Estados Unidos colocar con firmeza a Israel y Palestina en paridad de condiciones. Es sin duda, una oportunidad para los sectores moderados en ambas partes recobren centralidad. Las palabras de Obama no sólo abrigan esperanza, son punta de lanza y plataforma firme para la negociación. No obstante, el futuro inmediato no estará exento de dolores de cabeza.

En el caso del proyecto nuclear iraní, el presidente de Estados Unidos señaló que todos los países tienen derecho a generar energía nuclear para uso civil. Una vez más, ofreció a Irán iniciar negociaciones sin precondiciones con el fin de enmendar la relación bilateral. Obama señaló que no tolerará una carrera armamentista en el Medio Oriente, por lo que reiteró su compromiso por erradicar las armas nucleares de la faz de la tierra.

Finalmente, Obama también tocó puntos álgidos y sensibles que cuestionaron a los regímenes autoritarios de la zona, incluidos los de Egipto y Arabia Saudita, sus anfitriones durante esta gira. Señaló que la democracia no puede imponerse, pero que existen diversas formas para llegar a ella. Reconoció que los procesos electorales no son suficientes para construir un régimen democrático. En este sentido, y desde la cueva del león, instó a los regímenes de la región a respetar los derechos humanos, incluida la libertad religiosa y los derechos fundamentales de las mujeres. Así, aplaudió las iniciativas como la Alianza de Civilizaciones encabezada por Turquía y España y la del Diálogo Inter-religioso impulsada por Arabia Saudita.

Obama es un personaje peculiar, un ser “híbrido”, como lo definió Juan José Millás, por lo que no puede ser fácilmente etiquetado. Este aspecto le permite una flexibilidad y una riqueza de posibilidades para explotar una realpolitik distinta y esperanzadora para Medio Oriente, aunque ésta emane de los intereses de Estados Unidos. Ojalá que Barack Hussein Obama tenga éxito.

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Conclusiones de Gideon Levy sobre el discurso de Obama: Obama emerged in Cairo as a true friend of Israel.

Visita de Obama al campo de concentración de Buchenwald donde refrendó su visión de paz: Obama ve en Buchenwald un ejemplo de reconciliación.

jueves, 28 de mayo de 2009

ENSALADA LEVANTINA CON SAZÓN NORCOREANO

ENSALADA LEVANTINA CON SAZÓN NORCOREANO

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

28 DE MAYO DE 2009

Medio Oriente es un hervidero. Varios asuntos coinciden en un breve lapso de tiempo, generando un clima de incertidumbre donde actores domésticos, regionales e internacionales se entremezclan. Predomina el choque previsto entre los gobiernos de Israel y Estados Unidos tras los esfuerzos Washington para relanzar el proceso de paz con Palestina, mientras que la rivalidad entre palestinos entorpece cualquier escenario más o menos optimista.

Ni que decir del programa nuclear iraní, que marcha viento en popa, aunado al proceso electoral donde se cuestiona el liderazgo de Mahmoud Ahmadineyad. Por su parte, las elecciones programadas en El Líbano para el 7 de junio contienen un elemento de explosividad encarnado en Hezbollah, el partido shiita apoyado directamente por Teherán. Así pues, Medio Oriente vive un momento particularmente tenso que tendrá desenlaces inciertos en el futuro inmediato. Vayamos por partes para desmenuzar esta intrincada ensalada, puesta a la mesa, a unos días de que Barack Obama realice su primera gira a la región como presidente de Estados Unidos.

La semana pasada, Obama recibió en la Casa Blanca al primer ministro de Israel. Las declaraciones de los últimos días reflejan el desencuentro entre ambos. Como parte de su intento por solucionar el conflicto entre israelíes y palestinos, Obama exigió a Benjamín Netaniahu poner fin a la expansión de los asentamientos judíos en los territorios palestinos ocupados. El premier israelí, además, evitó refrendar la solución de los dos Estados. No es la primera vez en que estos aliados, Israel y Estados Unidos, no coinciden en la misma dirección. Sin embargo, en esta ocasión, la distancia que se marcó entre ambos gobiernos se fundamenta en la decisión de Obama de convertirse en un intermediario imparcial, necesario para alcanzar un acuerdo que incluya un Estado palestino viable que coexista al lado de Israel. Pero su intención aún no encuentra suficiente eco. La coalición que sostiene al gobierno de Netaniahu rechaza el proyecto de los dos Estados. Además, el premier israelí se debe, y protege, a los 300 mil colonos judíos que imponen su ley opresora en los territorios ocupados, coartando a la población palestina de la posibilidad de ejercer, siquiera, sus libertades políticas y civiles más elementales.

No es sólo la intransigencia israelí la que entorpece el intento diplomático de Washington. La lucha de poder entre Al Fataj, que encabeza Mahmoud Abbas y Hamás hace imposible que se concrete cualquier proyecto de paz. Los esfuerzos de Egipto por reconciliar a estas dos fuerzas palestinas a través de la formación de un gobierno de unidad nacional han sido infructuosos. El movimiento islámico salió políticamente fortalecido tras la guerra de Gaza y no requiere flexibilizar su postura ante una ANP ineficaz y débil. Además, considera al presidente Abbas como parte del problema y no de la solución. Mientras Hamás no reconozca al Estado de Israel y rechace el proceso de paz, será difícil pensar en una reconciliación palestina. De esta forma, el apoyo de Obama a Abbas, traducido en frenar el crecimiento de los asentamientos judíos en Cisjordania y en el levantamiento de las restricciones de movimiento de la población palestina, podría revitalizar al líder palestino frente a Hamás. Además, Abbas, quien hoy fue recibido por Obama en la Casa Blanca, se fortalecería si se concreta la Iniciativa de la Liga Árabe que endorsa el reconocimiento de Israel a cambio de un acuerdo de paz con Palestina. De ser certera esta observación, es posible que atestigüemos un mayor distanciamiento entre Obama y Netaniahu, con lo que el hilo reventaría por lo más delgado, es decir, crearía inestabilidad en la coalición israelí y posibles elecciones adelantadas.

Precisamente, Netaniahu ha intentado aplacar la avanzada diplomática de Washington advirtiendo sobre la amenaza iraní. Obama busca resolver el conflicto palestino-israelí como parte de una estrategia regional más amplia, que incluye la neutralización del proyecto nuclear de Irán. En este contexto, Ahmadineyad ha incrementado su discurso incendiario de cara a las elecciones del 12 de junio donde se juega su futuro político. El reformista Mir-Hossein Mousavi se enfila como el candidato más fuerte para evitar que Ahmadineyad se re-eliga. Mosuavi cuestiona la política exterior de Ahmadeniyad, que entre otras cosas, ha aislado aún más a la república islámica y profundizado sus problemas económicos. Si bien buena parte de la política iraní reside en el ultra-conservador Consejo de Sabios, una superestructura político-religiosa que determina el devenir iraní, también es cierto que la coyuntura económica ha puesto en riesgo la continuidad del régimen islámico ante el creciente descontento popular. En este caso, es posible que una visión más pragmática de los propios Ayatolas acabe por darle las gracias a Ahmadineyad por sus servicios.

Así mismo, las elecciones que se realizarán en El Líbano serán otra prueba que permita medir las fuerzas regionales en la zona. Hezbollah, apoyado por Irán, busca incrementar su tajada de poder a través del proceso electoral del 7 de junio. Sin embargo, la reciente filtración de un informe que responsabiliza al movimiento shiita del asesinato del expremier Rafik Hariri ha menguado la credibilidad de Hezbollah ante parte del electorado libanés. De peligrar la influencia de Hezbollah en el gobierno, que incluye el poder de veto y un ejército privado, no sería extraño que busqué animar una nueva confrontación con Israel para re-fortalecerse.

Así pues, en momentos en que se replantea seriamente la política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente, son varios los actores interesados en mantener vigentes los diversos conflictos que se desarrollan en zona y poner a prueba la estrategia de Obama. En pocas palabras, a partir de ahora, cualquier cosa puede pasar. Corea del Norte ha dado la pauta…

jueves, 14 de mayo de 2009

RATZINGER Y BENEDICTO EN TIERRA SANTA

RATZINGER Y BENEDICTO EN TIERRA SANTA

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

14 DE MAYO DE 2009

El papa Benedicto XVI peregrina por Jordania, Israel y los territorios palestinos. El mensaje papal busca reconciliar las diferencias entre las comunidades religiosas judías, cristianas y musulmanas. También, desde la perspectiva de la política regional, ha hecho un llamado a un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. Dos dimensiones, la religiosa y la política, que se entremezclan y, en momentos, se confunden.

En sus primeros actos por Tierra Santa, la visita papal fue marcada por la polémica y las críticas en su contra por parte de autoridades políticas y religiosas de Israel y Palestina. Sabiendo de la sensibilidad que existe por temas como el crecimiento del antisemitismo o la ocupación israelí, el líder de la jerarquía católica trató en un principio de manejar un discurso más bien aséptico para evitar herir susceptibilidades. Por una parte, la controversia se desató más por lo que dejó de decir que por lo que dijo. Pero también, cabe mencionar, la visita viene antecedida de acciones y dichos de Benedicto XVI que han causado malestar tanto en círculos judíos como musulmanes. A lo largo de sus cuatro años como papa, la relación de Ratzinger con los líderes de las otras dos religiones monoteístas ha sido poco tersa. Contrasta sin duda con el papado de Juan Pablo II, donde se dieron acercamientos importantes entre las tres comunidades religiosas. En septiembre de 2006, Ratzinger citó en una conferencia en la Universidad de Ratisbona al Emperador Bizantino Manuel II Paléologo, etiquetando al Islam como una religión que predica a través de la violencia. La desacreditación, que el papa consideró en su momento un malentendido, generó amplia molestia en la comunidad islámica.

Recientemente, la postura crítica de El Vaticano respecto a la invasión israelí a Gaza causó fricciones con el entonces gobierno de Ehud Olmert. Pero fue, sin duda el levantamiento de la excomunión al movimiento cismático de los lefebvrianos el que generó gran indignación en el mundo judío. La readmisión de los discípulos del Marcel Lefebvre en el seno de la Iglesia católica incluso puso en peligro la actual gira apostólica a Tierra Santa. El movimiento lefebvriano desconoce el Concilio Vaticano II y niega el Holocausto judío, evocando fuertes sentimientos antisemitas.

Ratzinger ha intentado sanar estas diferencias con judíos y musulmanes, diferencias que sin duda afectan negativamente al diálogo inter-religioso. A su llegada a Israel, en su primer discurso denunció el resurgimiento del antisemitismo y señaló que la Humanidad debe evitar que se repita el Holocausto judío. En otras palabras, buscó aliviar el desencuentro a raíz de su apertura a los lefebvrianos. Sin embargo, el gesto del papa no se repitió en su visita al Memorial del Holocausto en Jerusalén. Ahí no hizo referencia ni a su pasado, cuando Ratzinger formó parte de las Juventudes Hitlerianas, ni a la política evasiva del Vaticano durante el nazismo. Para muchos, Ratzinger perdió la oportunidad simbólica, como papa y como alemán, para hacer referencia al asesinato de 6 millones de judíos por los nazis y curar en definitiva las heridas de la Iglesia católica con el pueblo judío. En este sentido, si bien Benedicto XVI se manifestó en contra del antisemitismo, lo cierto es que queda sin aclarar algunas de sus decisiones respecto a retomar la liturgia pascual en latín que hace referencia a la conversión de los judíos al cristianismo, al igual que sus intentos por beatificar a Pio XII, el papa que durante la Segunda Guerra Mundial no denunció la política nazi.

En otro acto, este enmarcado en un encuentro ecuménico, el papa se retiró de la reunión después de que un clérigo musulmán acusó a Israel de haber realizado una masacre en Gaza. La reacción del papa se justificó debido a que ese evento pretendía fortalecer los mecanismos del diálogo inter-religioso. Justo hoy, en Nazareth, el lugar donde creció Jesús, el papa hizo un llamado a cristianos y musulmanes para rechazar el odio y construir espacios de coexistencia. También reafirmó los valores tradicionales de la familia y la unión consagrada del hombre y la mujer para aceptar, desde su visión conservadora, el regalo divino de la vida.

Pero el papa no ha dejado de lado la política regional. Desde Belén, durante el único día que dedicó a visitar los territorios palestinos, Benedicto XVI se manifestó a favor de la soberanía palestina y realizó una crítica al muro de separación que construyó Israel a lo largo de Cisjordania y que ha afectado gravemente la vida cotidiana de los palestinos. Ratzinger calificó al muro como un obstáculo para la reconciliación entre israelíes y palestinos. Para algunos sectores en Palestina, la postura papal resultó tibia. En parte, porque no habló con todas sus letras de un Estado palestino, lo cual hubiera sido deseable desde la perspectiva del proceso de paz. Por su lado, el líder de Hamás en Gaza, Ismael Haniye, lo invitó a visitar la franja para atestiguar el sufrimiento palestino.

Mañana viernes Ratzinger culmina su primera peregrinación como papa por Tierra Santa. Visitará el Santo Sepulcro en Jerusalén. Así pondrá fin a una polémica gira, que a pesar del mensaje de paz, deja en claro que su figura como Benedicto XVI no deja satisfechos del todo ni a propios ni a extraños.

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Palabras de Benedicto XVI del viernes 16 de mayo, antes de partir de vuelta a Roma en FAREWELL CEREMONY. Fortalece posturas que fueron consideradas como tibias durante el viaje:

Sobre el Holocausto: "The ceremony at the Presidential Palace was followed by one of the most solemn moments of my stay in Israel – my visit to the Holocaust Memorial at Yad Vashem, where I paid my respects to the victims of the Shoah. There also I met some of the survivors. Those deeply moving encounters brought back memories of my visit three years ago to the death camp at Auschwitz, where so many Jews - mothers, fathers, husbands, wives, sons, daughters, brothers, sisters, friends - were brutally exterminated under a godless regime that propagated an ideology of anti-Semitism and hatred. That appalling chapter of history must never be forgotten or denied."

Sobre el Estado palestino: "Let it be likewise acknowledged that the Palestinian people have a right to a sovereign independent homeland, to live with dignity and to travel freely. Let the two-state solution become a reality, not remain a dream. And let peace spread outwards from these lands, let them serve as a “light to the nations” (Is 42:6), bringing hope to the many other regions that are affected by conflict."

jueves, 30 de abril de 2009

DE CERDOS, HAMÁS Y NETANIAHU

DE CERDOS, HAMÁS Y NETANIAHU

JOSÉ HAMRA SASSÓN

30 DE ABRIL DE 2009

Como en el resto del mundo, los países del Medio Oriente se preparan para evitar que el ahora llamado virus de la Influenza A(H1N1) afecte a sus poblaciones ante la alerta mundial emitida por la Organización Mundial de Salud (OMS). No es para menos, el virus de la influenza porcina llegó a la región.

Hasta el momento, sólo se han detectado un par de contagios confirmados en Israel, ninguno mortal. Se sospecha que otras cuatro personas puedan estar infectadas con el virus. Todos los casos regresaron de México o tuvieron contacto con personas que visitaron nuestro país en días recientes. Por esta razón, las autoridades israelíes han dispuesto la revisión médica de todos los viajeros que lleguen de México. En el aeropuerto se han habilitado clínicas especializadas con el fin de detectar posibles casos de infección.

Por su parte, Egipto dispuso poner en cuarentena a los pasajeros que aterrizaran en sus aeropuertos provenientes de México. El Ministerio de Salud preparó panfletos para informar a su población.

En este país, el uso político de la crisis global de salud no se queda atrás. A principios de esta semana, el Ministerio de Agricultura ordenó sacrificar unos 300 mil cerdos, que básicamente son criados por la minoría cristiana de la comunidad copta. La medida resulta absurda, una vez que se ha comprobado e informado hasta el cansancio que no hay posibilidad alguna de contagio por el contacto con cerdos o el consumo de su carne. Este jueves las autoridades egipcias reconocieron, ante la crítica de la FAO, que aprovecharon la crisis de la pandemia para poner en orden la crianza irregular de cerdos en este país mayoritariamente musulmán. La medida ya tuvo reacciones violentas en algunas ciudades al Norte de El Cairo, región donde se concentra la minoría copta, cuando criadores de cerdos se enfrentaron al personal de sanidad que se presentó a retirar a sus animales. De esta forma, el anuncio de la matanza de cerdos, un animal prohibido e impuro para el islam, también es aprovechado para hacer frente a la creciente oposición islamista que amenaza al régimen de Mubarak.

En este mismo tenor, funcionarios iraquíes anunciaron que sacrificarían a los tres cerdos salvajes que habitan en el zoológico de Bagdad. Aunque no hay fecha para hacerlo, la dudosa decisión parece una forma de aparentar ante la población que las autoridades están haciendo algo para prevenir la infección viral. No obstante, hay medidas más sensatas puestas en marcha. Las autoridades de salud en Irak, al igual que las de El Líbano, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Palestina, han asegurado que cuentan con dosis suficientes del antiviral Tamiflú en caso de ser necesario. Además, en El Líbano, las autoridades han solicitado a su población evitar el saludo tradicional de tres besos en las mejillas y lavarse las manos continuamente. En Arabia Saudita se ha habilitado una línea telefónica de emergencia y se ha capacitado al cuerpo médico para diagnosticar correctamente una infección de influenza porcina. Por su parte, el Consejo de Cooperación de países del Golfo Pérsico tiene programada una reunión para este sábado en el cual buscará coordinar acciones para hacer frente a la pandemia.

En otras palabras, las acciones que se realizan en el Medio Oriente ante la crisis sanitaria responden, en términos generales, a los requerimientos que la OMS ha dispuesto para combatirla. Sin embargo, habría que tomar en cuenta que de no mitigarse la actual expansión del virus, los países subdesarrollados son los que tendrán mayores impactos de infección y casos de muerte por la influenza porcina. A favor, varios países de la región, incluyendo la Autoridad Nacional Palestina, cuentan con planes de contingencia contra la gripa aviar, por lo que es de suponer que estarán preparados para al menos diagnosticar y tratar correctamente casos de infección por esta nueva ola de influenza.

No obstante lo anterior, no podemos dejar de lado la situación en los Territorios Palestinos, particularmente la franja de Gaza. Durante los últimos años, el bloqueo económico y la guerra de hace unos meses han dejado el sistema de salud de la franja en condiciones deplorables. El abastecimiento de medicamentos es ínfimo, con lo que la población en Gaza se encuentra en un alto riesgo de contagio. Este escenario obligaría al gobierno de Benjamín Netaniahu a asumir responsabilidad sobre el impacto de la influenza porcina en Gaza. Ante la confirmación de que el virus de la influenza porcina, altamente contagioso, ya llegó al Medio Oriente, la coordinación entre Israel, la Autoridad Nacional Palestina y Hamás es inevitable. La pandemia no reconocerá fronteras impuestas ni muros de seguridad. En este sentido, de nada serviría al gobierno de Israel controlar y mitigar el virus en su población si sus vecinos palestinos se mantienen en alto riesgo de ser infectados y sin las instalaciones sanitarias necesarias para hacerle frente.

Quién lo diría, el gobierno ultranacionalista de Israel y los islamistas fundamentalistas de Hamás codo a codo para combatir un virus originado del cerdo, un animal prohibido como alimento tanto por el judaísmo como por el islam. Como decimos en México, nadie sabe para quién trabaja…

jueves, 16 de abril de 2009

TRASNACIONALISMO DE HEZBOLLAH: ¿UN NUEVO ORDEN?

TRASNACIONALISMO DE HEZBOLLAH: ¿UN NUEVO ORDEN?

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

16 DE ABRIL DE 2009

Durante esta semana ha robado la atención la captura en Egipto de una presunta célula terrorista conformada por agentes del Hezbollah libanés. El asunto acentúa las diferencias al interior del mundo árabe, donde factores nacionalistas, étnicos y religiosos quedan rebasados ante la ascendencia de Irán como potencia regional.

A diferencia de otros actores regionales no-árabes, el régimen iraní ha ganado espacios de influencia desde la revolución islámica de 1979. Primero a través de exportar su propuesta islamista utilizando a movimientos islamistas en países árabes, como el caso de Hezbollah en el Líbano desde la década de los 80s y, posteriormente, al otorgar apoyo militar y financiero a Hamás en Palestina. El avance de su proyecto nuclear le brindó una posición de fuerza que ha puesto más que nerviosos a sus vecinos árabes e Israel. En los últimos cuatro años, con el gobierno de Mahmoud Ajmedineyad, Irán ha incrementado su influencia en la región y otras latitudes. Teherán ha aprovechado la coyuntura que se generó con la invasión estadunidense a Irak y el fortalecimiento de Hugo Chávez en América Latina. El fracaso de la guerra de Bush Jr., junto con la política de confrontación chavista contra todo lo que huela a Estados Unidos, le ha redituado al régimen iraní con una sobre-exposición regional y global que juega a su favor. Incluso, como comentábamos la semana pasada, la apertura de Barack Obama para hacer frente a la amenaza nuclear iraní ha sido capitalizada por Teherán.

En este contexto, uno de los países árabes que se ve más desfavorecido por el ascenso de Irán y el replanteamiento de la política exterior estadounidense en el Medio Oriente es Egipto. Hasta ahora es considerado el principal aliado árabe de Washington en la región. Este status lo adquirió tras convertirse hace 30 años en el primer país árabe en firmar un acuerdo de paz con Israel. Tres décadas después, los cambios globales, regionales e internos han debilitado a un régimen autocrático y anquilosado. Egipto se replantea su posición geoestratégica frente a Irán, país que lo considera su enemigo por al menos dos razones: su carácter árabe nacionalista, que en momentos adquiere tintes anti-islamistas, y el reconocimiento a Israel. La guerra en Gaza entre Israel y Hamás magnificó estas diferencias. El régimen de Hosni Mubarak apoyó la ofensiva israelí contra los islamistas palestinos, a los que considera enemigos naturales. Esta decisión profundizó la división del mundo árabe en dos campos, una encabezada precisamente por Egipto y la otra por Irán, un país no-árabe.

Con el fin de hacer frente a este escenario que pinta desfavorable, el régimen de Egipto decidió remangarse la camisa. La inteligencia egipcia capturó a al menos 25 sospechosos a los que acusa de ser agentes de Hezbollah. Esta célula es conformada por ciudadanos libaneses, sirios, palestinos, sudaneses y egipcios. El Cairo acusa a Hezbollah de preparar atentados terroristas en el Canal de Suez y en centros turísticos del Sinaí, donde asisten con regularidad vacacionistas extranjeros, muchos de ellos israelíes.

No sería la primera vez que grupos terroristas atentan contra turistas en Egipto. En 1997, 62 turistas alemanes fueron masacrados en Luxor. Desde 2004, al menos ocho atentados con autos bomba, principalmente en balnearios del Sinaí, han dejado decenas de muertos, las más de las veces israelíes. En estos casos, los responsables han sido movimientos fundamentalistas egipcios, algunos ligados incluso a la red Al-Qaeda. De ser ciertos estos reportes, la inteligencia egipcia logró desactivar una amenaza externa que operaba al interior de su territorio y que habría dañado seriamente a dos de sus fuentes de ingreso más importantes: el turismo y el paso del canal de Suez.

Así, la relación entre Egipto y Hezbollah se deterioró durante la Guerra de Gaza. El líder de la milicia shiita, Hassan Nasrallah, señaló públicamente a El Cairo como socio de Israel contra los palestinos. El régimen egipcio, por su parte, considera que la actividad de Hezbollah está ligada directamente a los intereses de Irán, país que lo financia y abastece de armamento, en detrimento de su liderazgo en el mundo árabe. Desde esta perspectiva, estamos siendo testigos de la consolidación de una dinámica en Medio Oriente que obliga a replantear el entendimiento de la región. Si Hezbollah planeaba estos atentados, podemos definir una nueva línea de conflicto. Por un lado, un círculo de poder tradicional, representado por países como Egipto, Arabia Saudita e Israel. Por el otro, un círculo de poder trasnacional, patrocinado por Irán y que incluye a actores árabes no-estatales como Hezbollah y Hamás que operan a través de fronteras difuminadas. En caso de que se confirme este escenario, las dimensiones religiosas, nacionalistas o étnicas, quedarían, por el momento, rebasadas. Habrá que ver de qué forma se desarrolla esta dinámica a unos cuantos meses de realizarse elecciones en Irán y El Líbano.

sábado, 11 de abril de 2009

OBAMA FRENTE AL CRUCIGRAMA NUCLEAR IRANÍ

OBAMA FRENTE AL CRUCIGRAMA NUCLEAR IRANÍ

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

9 DE ABRIL DE 2009

Aunque ya no es novedad, Barack Obama sigue aprovechando su periodo de gracia y no deja de sorprender por su estilo. Montado en la visión de ejercer una diplomacia inteligente, es decir, utilizar todos los medios posibles, desde el diálogo hasta la fuerza, para defender los intereses de Estados Unidos, los primeros avances que ha logrado son dignos de destacarse.

En el caso de la superpotencia estadounidense, indudablemente el estilo hace una diferencia. Para la nueva Casa Blanca no se trata de imponer condiciones al resto de la comunidad internacional, sino buscar acuerdos y compromisos con el fin de hacer de este mundo un lugar más seguro. Ese fue, en lo general, el tono que imprimió Obama durante su primera gira internacional, que lo llevó a Europa y Medio Oriente. Contrastando con su antecesor, Obama estableció pautas de cooperación en asuntos desde la redefinición del sistema financiero internacional hasta el calentamiento global, pasando por la OTAN, Afganistán, Irán y el proceso de paz árabe – israelí. Muy lejos se encuentra del “ustedes contra nosotros” que caracterizó a la política exterior estadounidense hasta hace unos pocos meses. Diálogo, compromiso y diplomacia inteligente para hacer frente a la seguridad internacional son los nuevos condicionantes. Es cierto que el fracaso de la lógica unilateral en Medio Oriente no asegura que la aproximación de Obama será un éxito. Pero sin duda, es aplaudible el cambio en la cosmovisión de la política exterior estadounidense.

Paulatinamente la Administración Obama pasa del verbo a la acción. En el caso de la nuclearización de Irán, quizá uno de los retos que generan mayor incertidumbre, ha sido especialmente puntual. En un hecho inédito, el 20 de marzo el Obama ofreció un sorpresivo mensaje al pueblo y autoridades de Irán. Aprovechando la festividad secular de Nowruz, que marca el Año Nuevo iraní, planteó directamente la posibilidad de renovar las relaciones diplomáticas entre las dos naciones, prácticamente rotas tras la revolución jomeinista de 1979. Un “nuevo comienzo”, dijo Obama, para que Irán se reintegre a la comunidad internacional, compartiendo los intereses en común de oportunidades para los niños, seguridad para las familias, progreso y paz entre las naciones.

El mensaje, difundido por YouTube y con subtítulos en farsi, obtuvo una respuesta ambigua por parte de las autoridades iraníes. Le dieron la bienvenida, pero le exigieron acciones y no palabras para corroborar el cambio en la política exterior estadounidense. La Casa Blanca no quita el dedo del renglón respecto al programa nuclear de Irán, al que califica como una amenaza para la seguridad global, ya que considera que tiene fines militares y no civiles. En este contexto, el mensaje de Obama comienza a tener efectos.

El martes 31 de marzo se dio el primer acercamiento en años entre dos diplomáticos de Irán y Estados Unidos. En el marco de la Conferencia Internacional para Afganistán realizada en La Haya la semana pasada, Richard Holbrooke, enviado especial para Afganistán y Pakistán, se reunió con el vice ministro de asuntos exteriores de Irán. El encuentro, aunque breve, selló simbólicamente el reinicio de las relaciones diplomáticas entre estos dos países. Además, Irán se comprometió a involucrarse en el esfuerzo regional para atender la guerra en Afganistán, con quien comparte una vasta frontera y por el que se ve afectado debido al tráfico de heroína que financia a los Talibán.

En las últimas horas, la estrategia de lograr un compromiso con Irán dio un paso más hacia adelante. La secretaria de Estado Hillary Clinton anunció la noche de ayer que Estados Unidos comenzaría a participar en las reuniones multilaterales que Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China realizan con Irán. El anuncio coincidió con un mensaje del presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, en el que calificó de “honesto” el cambio de la política exterior estadounidense. No obstante, las palabras se han topado con los hechos. Mientras que Clinton sostenía que harían todo lo posible para convencer a Irán de renunciar a su proyecto para obtener un arma nuclear, este mismo jueves el presidente iraní inauguró la primera planta productora de combustible nuclear. Según fuentes oficiales, Irán cuenta hoy en día con 7 mil centrifugadoras enriquecedoras de Uranio. Es decir, en el terreno, el proyecto iraní sigue su marcha. En este sentido, cabe preguntarse si Obama se basa sobre premisas más bien ingenuas. Mi opinión es todo lo contrario.

Desde el mensaje del Año Nuevo, la política de Obama tiene como objetivo influir en el proceso electoral iraní. Ya sea a través de impulsar al candidato reformista Mir Hussein Moussavi o suavizando la postura de Ahmadineyad, cuyo discurso y acciones siguen amenazando a los países árabes e Israel. Los comicios están programados para el 12 de junio. Internamente, una creciente oposición, principalmente de jóvenes, rechaza al gobierno de Ahmadineyad. La crisis económica, la caída de los precios del petróleo y una represiva política interior le han restado popularidad al presidente iraní. De esta forma, la ola internacional de popularidad de Obama, que genera expectativas hacia el futuro, empieza a permear en Irán. El candidato opositor, Hussein Moussavi ha sostenido su interés para recomponer relaciones con Occidente y para ampliar las libertades individuales en su país. La política de acercamiento de la Adminstración Obama juega a su favor. Pero la política iraní es sumamente compleja, por lo que habrá que esperar para conocer el efecto real del esfuerzo diplomático de la Casa Blanca por influir en el país de los ayatolas.

jueves, 5 de marzo de 2009

GALIMATÍAS EN MEDIO ORIENTE

GALIMATÍAS EN MEDIO ORIENTE

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

5 DE MARZO DE 2009

Hillary Clinton realiza esta semana su primer viaje al Medio Oriente como Secretaria de Estado de Estados Unidos. La región la recibió ansiosamente pues las expectativas creadas en torno a su jefe, Barack Obama, son enormes. ¿Logrará el nuevo gobierno estadounidense poner orden en el desastre que dejó el gobierno de Bush? La ocupación en Irak, el conflicto palestino – israelí, el devenir de El Líbano, la nuclearización iraní, el enigma sirio y los agentes no-estatales como Hamás y Hezbollah, son sólo algunos de los asuntos que en primera instancia hacen de la agenda regional un verdadero galimatías.

Partamos de la idea de que es urgente resolver el conflicto israelopalestino, raíz del conflicto árabe – israelí. Y el apremio es evidente al menos por dos razones. Por una parte, los palestinos requieren un Estado independiente y viable para cumplir con sus aspiraciones nacionales. La segunda razón es que un acuerdo de paz con Israel, aceptado por la mayoría de los palestinos, y el mundo árabe en general, neutralizaría a los regímenes autocráticos, a los movimientos islamistas y a las organizaciones terroristas como Al Qaeda que utilizan la tragedia palestina para manipular a las bases sociales. Sin duda, desactivar este conflicto generaría oportunidades para resolver otros problemas de la región que nada tienen que ver con Israel o Palestina.

Consideremos también que Estados Unidos es el único actor en el sistema internacional capaz de forjar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, ejerciendo su poder diplomático para despejar el miedo y la desconfianza entre las partes. Finalmente, supongamos que la Casa Blanca entiende cómo armar este rompecabezas, donde muchas de las piezas no embonan en primera instancia entre sí o que dependen de otros eslabones en la dimensión regional para poder hacerlo. Piezas que, incluso, están conformadas por dos o más partes.

Y es que en Israel y Palestina se experimentan procesos de fragmentación que podemos ver geográficamente. Por ejemplo, Gaza se encuentra bajo control de Hamás y Cisjordania de Al Fatah, el movimiento que históricamente rige los destinos de la OLP y la Autoridad Nacional Palestina. Ambos feudos compiten pot la legitimidad de la causa palestina bajo premisas y estrategias en principio incompatibles. Mientras que el movimiento islamista busca crear un Estado teocrático en todo el territorio en disputa, Al Fatah sostiene con alfileres la iniciativa que reconoce la coexistencia con Israel. Además, ambos cuentan con representaciones en la diáspora palestina que tienen cierto grado de influencia en las decisiones que toman. En este escenario aparece Egipto, que cumple con la función de mediador en el diálogo de reconciliación palestina, que tras la guerra en Gaza cobró nuevo aire una vez que se evidenció la fractura entre Al Fatah y Hamás. El 26 de febrero se reunieron en El Cairo representantes de 13 fracciones palestinas, donde establecieron una agenda para el proceso de reconciliación que busca generar las condiciones para celebrar elecciones parlamentarias y legislativas en enero de 2010. Además de intentar acordar un gobierno de unidad nacional de transición, se abordarán temas desde la liberación de prisioneros políticos de ambos bandos, seguridad y la reforma de la OLP.

Egipto también mantiene la mediación indirecta entre Israel y Hamás con el fin de pactar un cese al fuego total y de larga duración así como la liberación de prisioneros. La reconciliación palestina depende de los avances en esta vía. Si bien la pieza egipcia es clave en este rompecabezas, cierto es que también es sumamente frágil. Abrumado por la amenaza que representa para su régimen el extremismo islámico, Hosni Mubarak ha fracasado en su intento de reformar la economía de su país, a la vez de que se incrementa la incertidumbre política ante la falta de reglas claras para la sucesión presidencial. Hoy en día Egipto es el aliado árabe que mejor puede responder a los intereses de Estados Unidos frente al conflicto palestino – israelí, pero que también encabeza, junto con Arabia Saudita, el frente anti-iraní. El régimen de Teherán ha aprovechado el desorden de los últimos años para cimentar, apoyado por su proyecto nuclear, un liderazgo regional que confronta directamente al mundo árabe y su mayoría sunnita. En términos generales, Irán ha profundizado las añejas divisiones que existen entre los países árabes, al grado de que el presidente palestino le ha exigido a su gobierno dejar de entrometerse en Gaza. La descomposición de Egipto abriría la puerta de par en par a los sectores más radicales de la zona, con lo que cambiaría dramáticamente la configuración del rompecabezas.

Así las cosas, Israel, el otro actor del conflicto prioritario en Medio Oriente, también se encuentra dividido. La institucionalidad del Estado judío ha quedado rebasada por la minoría extremista que no reconoce los derechos palestinos. Geográficamente, Cisjordania, donde viven al menos 400 mil colonos judíos, se rige bajo una administración segregacionista y de privilegios, a diferencia del territorio internacionalmente reconocido para Israel, donde el sistema democrático incluyente está en vías de parálisis tras el resultado electoral del mes pasado. En buena medida, se debe a que el probable gobierno de Benjamín Netaniahu se dirige a una colisión con la Casa Blanca. A su paso por la región, Clinton ha sido clara: los asentamientos judíos son un obstáculo para la solución de los dos Estados, la pieza clave, de acuerdo a nuestros supuestos, para empezar a resolver el caos que representa el Medio Oriente. Estados Unidos no la tiene fácil y requiere del apoyo de la Unión Europea, Rusia, la ONU, y países regionales como Turquía y Egipto. Pero es el único actor capaz de articular una agresiva estrategia diplomática que genere condiciones más afables para la resolución del conflicto palestino-israelí. Falta por ver si el gobierno de Obama logra pasar de las palabras a los hechos.

jueves, 26 de febrero de 2009

IRAK: ESPEJISMOS Y RECONSTRUCCIÓN

IRAK: ESPEJISMOS Y RECONSTRUCCIÓN

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

26 DE FEBRERO DE 2009

La reconstrucción iraquí ha entrado en una nueva etapa, al menos en la dimensión simbólica. La reinauguración esta semana del Museo Nacional de Arqueología, saqueado tras la invasión estadounidense, y las elecciones provinciales celebradas el 31 de enero pasado dan luz sobre la posibilidad de un futuro menos incierto para Irak. Ambos casos reflejan la corrección de errores que se cometieron tras la ocupación.

Por un lado, se modificaron las políticas de des-baatización que pretendieron borrar todo elemento del derrocado régimen de Saddam Hussein. El decreto de 2003 del exvirrey Paul Bremer para desmovilizar a decenas de miles de sunnitas miembros del Ejército engrosó las filas de la resistencia anti-estadounidense. Además, ofreció cuadros locales para las redes de Al-Qaeda en Irak. El boicot sunnita a las elecciones de 2005 sólo alimentó el clima de incertidumbre ante la falta de capacidad para cooptar a todos los sectores etno-políticos iraquíes en el rediseño institucional que pretendía el gobierno de George W. Bush.

De esta forma, el primer ministro Nouri Al-Maliki logró revertir en buena medida los efectos negativos de las políticas rechazadas por los sunnitas. Al-Maliki, un shiita nacionalista exiliado durante la dictadura de Hussein, abrió espacios de poder a los sunnitas inicialmente marginados. Aún más, el año pasado se enfrentó con éxito, tanto en Basora como en Bagdad, a las milicias del líder Muqtada Al-Sadr, también shiita, pero teocrático. De esta forma, legitimó la autoridad que ganó en las urnas hace cuatro años.

A lo anterior, no hay que olvidar que Al-Maliki cuenta con el apoyo de las fuerzas extranjeras y que se montó exitosamente en la alianza que formó el gobierno de Estados Unidos con los jefes tribales sunnitas para combatir a Al-Qaeda. No obstante, Al Maliki ha sorprendido por su pragmática pericia para gobernar. A diferencia de otras fuerzas políticas, su partido, al-Dawa, no cuenta con milicias o amplias bases sociales que lo apoyen. Su triunfo en el 2005 se debió a la alianza con otro movimiento shiita religioso, cercano al régimen teológico de Irán. Por otra parte, al Maliki fue capaz de organizar un Ejército que en principio responde al poder del Estado y no a intereses particulares.

Así pues, el nuevo triunfo al que se perfila el partido de Al-Maliki en las elecciones provinciales fortalece al gobierno central sobre las propuestas de autonomía shiita en el sur de Irak. Autonomía, dicho sea de paso, que en el fondo implica el control de la riqueza petrolera. La participación sunnita fue elemento esencial para el desarrollo de la jornada del 31 de enero, aunado a que los actos de violencia fueron mínimos. Aunque el resultado electoral supone la estabilidad territorial de Irak, no hay que olvidar que las tres provincias autónomas kurdas, en el norte de Irak, no participaron de la jornada electoral. Además, en la provincia de Ninive, las elecciones fueron sustituidas por un arreglo entre sunnitas, kurdos y turcomanos que se disputan el poder y el control de los recursos petroleros. De hecho, la autonomía kurda busca expandirse hacia las provincias petroleras de Ninive y Kirkuk, ricas en yacimientos petroleros, siendo otra fuente de desestabilización ante la oposición de los sectores árabes que rechazan el control kurdo.

Por otra parte, la reapertura del Museo Nacional de Arqueología de Irak a principios de esta semana, aportó su granito de arena a la idea de la reconstrucción iraquí. Este museo, recordemos, fue saqueado en abril de 2003 una vez que las tropas estadounidenses tomaron el control de Bagdad. Durante tres días, los soldados extranjeros se dedicaron a ver como 15 mil piezas arqueológicas del pasado iraquí eran robadas, incluidas antigüedades de las civilizaciones de Mesopotamia, Asiria, Babilonia y Sumeria. La inacción de las fuerzas de ocupación fue criticada e interpretada como parte del plan para rediseñar la noción del Irak post-Saddam incluso desde sus cimientos culturales más antiguos. La reapertura, parcial y limitada, busca fortalecer la idea de que la reconstrucción es posible. Aunque sólo se han recuperado 6 mil de las piezas robadas, la idea es rescatar al Irak moderno como cuna de la civilización. A final de cuentas, los museos nacionales están diseñados para fortalecer vínculos de identidad entorno a una idea de nación, generalmente emanada desde las estructuras de poder.

Si bien el desarrollo de las elecciones provinciales y la reapertura del museo son buenas noticias, quizá se trate de un espejismo. La fractura iraquí sigue latente. Los retos para la estabilidad de Irak aún son enormes. La seguridad sigue dependiendo de la presencia de las fuerzas estadounidenses, que según el proyecto del gobierno de Barack Obama, se retirarán por completo a mediados del 2010. Primero hay que ver si el ejército de Estados Unidos logrará salir de Irak, y segundo, evaluar en qué condiciones quedaran los aparatos de seguridad iraquíes. El tiempo es realmente corto si consideramos que existen milicias shiitas, sunnitas y kurdas descentralizadas que responden a sectores étnico-religiosos particulares. Por otro lado, actores regionales como Irán y Turquía y no-estatales como la red terrorista Al-Qaeda siguen activando en territorio iraquí. Entre el 11 y 13 de febrero, dos atentados en Bagdad dejaron al menos 56 civiles muertos. En otras palabras, a pesar de los avances institucionales, a la violencia en Irak aún le queda historia.