jueves, 6 de noviembre de 2008

Aún es posible el acuerdo de paz

Lee la participación del 30 de octubre de 2008 en Aún es posible el acuerdo de paz.

Obama frente al Medio Oriente

OBAMA FRENTE EL MEDIO ORIENTE

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

ANTENA RADIO 107.9 FM

6 DE NOVIEMBRE DE 2008

Barack Obama finalmente ganó las elecciones en Estados Unidos, revigorizando al país más poderoso del mundo tras el pesar y el oscurantismo que marcó la era de George W. Bush.

Obama sabe que será el presidente estadounidense que el resto del mundo espera. Y lo espera por la simple y sencilla razón de que no es Bush. Obama representa la esperanza de que el mundo será mejor sin la agresiva política exterior que caracterizaron a Washington en estos ocho años. Una política exterior que dejó un reguero de muertos y resentimientos por guerras innecesarias que acabaron fortaleciendo al terrorismo global gracias a las cárceles clandestinas, al ninguneo del derecho internacional y al desprecio por los derechos humanos. Una política exterior que generó una estela de miedo que se tradujo en rechazo y odio a Estados Unidos en varios rincones del globo. Medio Oriente, por supuesto, no es la excepción.

La presidencia de Obama no marcará una diferencia inmediata en todo sentido. Mientras las expectativas son altas, también será importante no esperar demasiado. Es probable que los cambios en política exterior sucedan lentamente. El electorado estadounidense lo favoreció básicamente porque lo vieron como el candidato con mayor capacidad para resolver la crisis financiera y económica. Irak, el terrorismo y el resto del mundo no fueron prioridad para la mayoría de sus electores.

Pero Obama no podrá desentenderse de los asuntos internacionales. Obama y su equipo deben comenzar a operar de inmediato en materia exterior como parte del proceso de transición. Hay temas calientes que no pueden esperar hasta que se mude a la Casa Blanca para después involucrarse. Entre estos temas está Irak. Las semanas por venir serán cruciales para marcar el ritmo que su futuro gobierno quiera, y pueda, establecer. Bagdad y Washington aún no terminan de aterrizar el acuerdo que defina las condiciones en las que permanecerán las tropas de Estados Unidos en Irak una vez que venza la autorización de la ONU. El plan debe aprobarse por el parlamento iraquí en menos de dos meses.

Durante su campaña, Obama señaló que su prioridad sería sacar a las tropas de Irak. Es más, está convencido que la invasión fue un error que perjudicó gravemente la guerra contra el terrorismo. Desde su visión, retirarse de Irak es indispensable para concentrar la lucha en Afganistán y la frontera con Pakistán. Sin embargo, la retirada no será fácil. Irak está internamente desgarrado y hacerlo apresuradamente sería un acto igual de irresponsable que la invasión misma. Además, una vez en la presidencia, tendrá una visión más pragmática que le hará replantearse algunas posturas. Para ello, Obama se apoyará en su vice-presidente, Joe Biden, quien es el especialista en asuntos internacionales. Sólo para el record, a diferencia de Obama, en 2002 Biden votó a favor de autorizar la invasión a Irak.

No obstante, la diferencia con la política de Bush radica en que Obama pretende recuperar la cooperación multilateral con otras naciones, establecer mecanismos diplomáticos a través de instituciones internacionales, incluyendo la ONU, y hacer uso de asistencia humanitaria como herramienta diplomática. En este sentido, es probable que el próximo gobierno de Estados Unidos busque establecer un mecanismo regional que contenga el conflicto en Irak y evite la guerra civil inter-sectorial que alimenta la ocupación estadounidense. De esta forma, se puede entender su postura respecto a Irán.

Obama reconoce el riesgo del desarrollo nuclear iraní para el mundo árabe e Israel. Pero en vez de aislarlo y atacarlo militarmente, como estuvo tentado el gobierno de Bush, buscará contactos directos con el desafiante régimen de Irán, repitiendo un esquema similar al de las reuniones que realizó Estados Unidos con los soviéticos durante la Guerra Fría. Obama plantea una ofensiva diplomática basada en los intereses de Seguridad Nacional de su país, pero buscando el apoyo de las Naciones Unidas para imponer sanciones si lo considera necesario. La aproximación de Obama a Irán implica, en sus palabras, cooperación con los países europeos y con los países del Golfo Pérsico. Entenderse con Irán para contenerlo es clave para evitar una desestabilización mayor de Irak y así concretar la retirada de tropas estadounidenses. Y es que a final de cuentas, Irán tiene un pie en Irak y ejerce su influencia en vastos sectores shiitas.

Salir de Irak es necesario para concentrarse en la guerra contra el terrorismo. Para Obama derrotar a Al-Qaeda implica reformar a las fuerzas armadas de Estados Unidos y la construcción de alianzas multilaterales. Aquí hay matices interesantes en lo que podría ser una renovada política exterior estadounidense en Medio Oriente. Obama no ve el mundo como lo ve Bush. El mundo para Obama no se divide en buenos y malos donde los que no están con Estados Unidos están en su contra. Al menos el presidente electo entiende que el mundo es mucho más complejo. Y en este sentido, el proceso de paz entre Palestina e Israel puede salvarse. Para ello, será importante que Obama no pierda el tiempo formulando un nuevo proyecto y rescate los avances que hay entre las partes. Obama se manifiesta más comprensivo a la causa palestina sin relegar su apoyo a Israel, lo cual es una señal positiva. Acercarse así conflicto le permitirá a Estados Unidos construir una posición de mediador imparcial para intentar una paz justa entre israelíes y palestinos. En pocas palabras, la llegada de Obama a la Oficina Oval, quien seguramente será más sensible para entender los desafíos del mundo, representa el adiós a la soberbia de gendarme unilateral que Bush y sus secuaces le imprimieron a la política exterior de Estados Unidos.

Judíos y árabes en la Ciudad de México

Lee esta participación en Judíos y árabes en la Ciudad de México.