jueves, 30 de abril de 2009

DE CERDOS, HAMÁS Y NETANIAHU

DE CERDOS, HAMÁS Y NETANIAHU

JOSÉ HAMRA SASSÓN

30 DE ABRIL DE 2009

Como en el resto del mundo, los países del Medio Oriente se preparan para evitar que el ahora llamado virus de la Influenza A(H1N1) afecte a sus poblaciones ante la alerta mundial emitida por la Organización Mundial de Salud (OMS). No es para menos, el virus de la influenza porcina llegó a la región.

Hasta el momento, sólo se han detectado un par de contagios confirmados en Israel, ninguno mortal. Se sospecha que otras cuatro personas puedan estar infectadas con el virus. Todos los casos regresaron de México o tuvieron contacto con personas que visitaron nuestro país en días recientes. Por esta razón, las autoridades israelíes han dispuesto la revisión médica de todos los viajeros que lleguen de México. En el aeropuerto se han habilitado clínicas especializadas con el fin de detectar posibles casos de infección.

Por su parte, Egipto dispuso poner en cuarentena a los pasajeros que aterrizaran en sus aeropuertos provenientes de México. El Ministerio de Salud preparó panfletos para informar a su población.

En este país, el uso político de la crisis global de salud no se queda atrás. A principios de esta semana, el Ministerio de Agricultura ordenó sacrificar unos 300 mil cerdos, que básicamente son criados por la minoría cristiana de la comunidad copta. La medida resulta absurda, una vez que se ha comprobado e informado hasta el cansancio que no hay posibilidad alguna de contagio por el contacto con cerdos o el consumo de su carne. Este jueves las autoridades egipcias reconocieron, ante la crítica de la FAO, que aprovecharon la crisis de la pandemia para poner en orden la crianza irregular de cerdos en este país mayoritariamente musulmán. La medida ya tuvo reacciones violentas en algunas ciudades al Norte de El Cairo, región donde se concentra la minoría copta, cuando criadores de cerdos se enfrentaron al personal de sanidad que se presentó a retirar a sus animales. De esta forma, el anuncio de la matanza de cerdos, un animal prohibido e impuro para el islam, también es aprovechado para hacer frente a la creciente oposición islamista que amenaza al régimen de Mubarak.

En este mismo tenor, funcionarios iraquíes anunciaron que sacrificarían a los tres cerdos salvajes que habitan en el zoológico de Bagdad. Aunque no hay fecha para hacerlo, la dudosa decisión parece una forma de aparentar ante la población que las autoridades están haciendo algo para prevenir la infección viral. No obstante, hay medidas más sensatas puestas en marcha. Las autoridades de salud en Irak, al igual que las de El Líbano, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Palestina, han asegurado que cuentan con dosis suficientes del antiviral Tamiflú en caso de ser necesario. Además, en El Líbano, las autoridades han solicitado a su población evitar el saludo tradicional de tres besos en las mejillas y lavarse las manos continuamente. En Arabia Saudita se ha habilitado una línea telefónica de emergencia y se ha capacitado al cuerpo médico para diagnosticar correctamente una infección de influenza porcina. Por su parte, el Consejo de Cooperación de países del Golfo Pérsico tiene programada una reunión para este sábado en el cual buscará coordinar acciones para hacer frente a la pandemia.

En otras palabras, las acciones que se realizan en el Medio Oriente ante la crisis sanitaria responden, en términos generales, a los requerimientos que la OMS ha dispuesto para combatirla. Sin embargo, habría que tomar en cuenta que de no mitigarse la actual expansión del virus, los países subdesarrollados son los que tendrán mayores impactos de infección y casos de muerte por la influenza porcina. A favor, varios países de la región, incluyendo la Autoridad Nacional Palestina, cuentan con planes de contingencia contra la gripa aviar, por lo que es de suponer que estarán preparados para al menos diagnosticar y tratar correctamente casos de infección por esta nueva ola de influenza.

No obstante lo anterior, no podemos dejar de lado la situación en los Territorios Palestinos, particularmente la franja de Gaza. Durante los últimos años, el bloqueo económico y la guerra de hace unos meses han dejado el sistema de salud de la franja en condiciones deplorables. El abastecimiento de medicamentos es ínfimo, con lo que la población en Gaza se encuentra en un alto riesgo de contagio. Este escenario obligaría al gobierno de Benjamín Netaniahu a asumir responsabilidad sobre el impacto de la influenza porcina en Gaza. Ante la confirmación de que el virus de la influenza porcina, altamente contagioso, ya llegó al Medio Oriente, la coordinación entre Israel, la Autoridad Nacional Palestina y Hamás es inevitable. La pandemia no reconocerá fronteras impuestas ni muros de seguridad. En este sentido, de nada serviría al gobierno de Israel controlar y mitigar el virus en su población si sus vecinos palestinos se mantienen en alto riesgo de ser infectados y sin las instalaciones sanitarias necesarias para hacerle frente.

Quién lo diría, el gobierno ultranacionalista de Israel y los islamistas fundamentalistas de Hamás codo a codo para combatir un virus originado del cerdo, un animal prohibido como alimento tanto por el judaísmo como por el islam. Como decimos en México, nadie sabe para quién trabaja…

jueves, 16 de abril de 2009

TRASNACIONALISMO DE HEZBOLLAH: ¿UN NUEVO ORDEN?

TRASNACIONALISMO DE HEZBOLLAH: ¿UN NUEVO ORDEN?

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

16 DE ABRIL DE 2009

Durante esta semana ha robado la atención la captura en Egipto de una presunta célula terrorista conformada por agentes del Hezbollah libanés. El asunto acentúa las diferencias al interior del mundo árabe, donde factores nacionalistas, étnicos y religiosos quedan rebasados ante la ascendencia de Irán como potencia regional.

A diferencia de otros actores regionales no-árabes, el régimen iraní ha ganado espacios de influencia desde la revolución islámica de 1979. Primero a través de exportar su propuesta islamista utilizando a movimientos islamistas en países árabes, como el caso de Hezbollah en el Líbano desde la década de los 80s y, posteriormente, al otorgar apoyo militar y financiero a Hamás en Palestina. El avance de su proyecto nuclear le brindó una posición de fuerza que ha puesto más que nerviosos a sus vecinos árabes e Israel. En los últimos cuatro años, con el gobierno de Mahmoud Ajmedineyad, Irán ha incrementado su influencia en la región y otras latitudes. Teherán ha aprovechado la coyuntura que se generó con la invasión estadunidense a Irak y el fortalecimiento de Hugo Chávez en América Latina. El fracaso de la guerra de Bush Jr., junto con la política de confrontación chavista contra todo lo que huela a Estados Unidos, le ha redituado al régimen iraní con una sobre-exposición regional y global que juega a su favor. Incluso, como comentábamos la semana pasada, la apertura de Barack Obama para hacer frente a la amenaza nuclear iraní ha sido capitalizada por Teherán.

En este contexto, uno de los países árabes que se ve más desfavorecido por el ascenso de Irán y el replanteamiento de la política exterior estadounidense en el Medio Oriente es Egipto. Hasta ahora es considerado el principal aliado árabe de Washington en la región. Este status lo adquirió tras convertirse hace 30 años en el primer país árabe en firmar un acuerdo de paz con Israel. Tres décadas después, los cambios globales, regionales e internos han debilitado a un régimen autocrático y anquilosado. Egipto se replantea su posición geoestratégica frente a Irán, país que lo considera su enemigo por al menos dos razones: su carácter árabe nacionalista, que en momentos adquiere tintes anti-islamistas, y el reconocimiento a Israel. La guerra en Gaza entre Israel y Hamás magnificó estas diferencias. El régimen de Hosni Mubarak apoyó la ofensiva israelí contra los islamistas palestinos, a los que considera enemigos naturales. Esta decisión profundizó la división del mundo árabe en dos campos, una encabezada precisamente por Egipto y la otra por Irán, un país no-árabe.

Con el fin de hacer frente a este escenario que pinta desfavorable, el régimen de Egipto decidió remangarse la camisa. La inteligencia egipcia capturó a al menos 25 sospechosos a los que acusa de ser agentes de Hezbollah. Esta célula es conformada por ciudadanos libaneses, sirios, palestinos, sudaneses y egipcios. El Cairo acusa a Hezbollah de preparar atentados terroristas en el Canal de Suez y en centros turísticos del Sinaí, donde asisten con regularidad vacacionistas extranjeros, muchos de ellos israelíes.

No sería la primera vez que grupos terroristas atentan contra turistas en Egipto. En 1997, 62 turistas alemanes fueron masacrados en Luxor. Desde 2004, al menos ocho atentados con autos bomba, principalmente en balnearios del Sinaí, han dejado decenas de muertos, las más de las veces israelíes. En estos casos, los responsables han sido movimientos fundamentalistas egipcios, algunos ligados incluso a la red Al-Qaeda. De ser ciertos estos reportes, la inteligencia egipcia logró desactivar una amenaza externa que operaba al interior de su territorio y que habría dañado seriamente a dos de sus fuentes de ingreso más importantes: el turismo y el paso del canal de Suez.

Así, la relación entre Egipto y Hezbollah se deterioró durante la Guerra de Gaza. El líder de la milicia shiita, Hassan Nasrallah, señaló públicamente a El Cairo como socio de Israel contra los palestinos. El régimen egipcio, por su parte, considera que la actividad de Hezbollah está ligada directamente a los intereses de Irán, país que lo financia y abastece de armamento, en detrimento de su liderazgo en el mundo árabe. Desde esta perspectiva, estamos siendo testigos de la consolidación de una dinámica en Medio Oriente que obliga a replantear el entendimiento de la región. Si Hezbollah planeaba estos atentados, podemos definir una nueva línea de conflicto. Por un lado, un círculo de poder tradicional, representado por países como Egipto, Arabia Saudita e Israel. Por el otro, un círculo de poder trasnacional, patrocinado por Irán y que incluye a actores árabes no-estatales como Hezbollah y Hamás que operan a través de fronteras difuminadas. En caso de que se confirme este escenario, las dimensiones religiosas, nacionalistas o étnicas, quedarían, por el momento, rebasadas. Habrá que ver de qué forma se desarrolla esta dinámica a unos cuantos meses de realizarse elecciones en Irán y El Líbano.

sábado, 11 de abril de 2009

OBAMA FRENTE AL CRUCIGRAMA NUCLEAR IRANÍ

OBAMA FRENTE AL CRUCIGRAMA NUCLEAR IRANÍ

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

9 DE ABRIL DE 2009

Aunque ya no es novedad, Barack Obama sigue aprovechando su periodo de gracia y no deja de sorprender por su estilo. Montado en la visión de ejercer una diplomacia inteligente, es decir, utilizar todos los medios posibles, desde el diálogo hasta la fuerza, para defender los intereses de Estados Unidos, los primeros avances que ha logrado son dignos de destacarse.

En el caso de la superpotencia estadounidense, indudablemente el estilo hace una diferencia. Para la nueva Casa Blanca no se trata de imponer condiciones al resto de la comunidad internacional, sino buscar acuerdos y compromisos con el fin de hacer de este mundo un lugar más seguro. Ese fue, en lo general, el tono que imprimió Obama durante su primera gira internacional, que lo llevó a Europa y Medio Oriente. Contrastando con su antecesor, Obama estableció pautas de cooperación en asuntos desde la redefinición del sistema financiero internacional hasta el calentamiento global, pasando por la OTAN, Afganistán, Irán y el proceso de paz árabe – israelí. Muy lejos se encuentra del “ustedes contra nosotros” que caracterizó a la política exterior estadounidense hasta hace unos pocos meses. Diálogo, compromiso y diplomacia inteligente para hacer frente a la seguridad internacional son los nuevos condicionantes. Es cierto que el fracaso de la lógica unilateral en Medio Oriente no asegura que la aproximación de Obama será un éxito. Pero sin duda, es aplaudible el cambio en la cosmovisión de la política exterior estadounidense.

Paulatinamente la Administración Obama pasa del verbo a la acción. En el caso de la nuclearización de Irán, quizá uno de los retos que generan mayor incertidumbre, ha sido especialmente puntual. En un hecho inédito, el 20 de marzo el Obama ofreció un sorpresivo mensaje al pueblo y autoridades de Irán. Aprovechando la festividad secular de Nowruz, que marca el Año Nuevo iraní, planteó directamente la posibilidad de renovar las relaciones diplomáticas entre las dos naciones, prácticamente rotas tras la revolución jomeinista de 1979. Un “nuevo comienzo”, dijo Obama, para que Irán se reintegre a la comunidad internacional, compartiendo los intereses en común de oportunidades para los niños, seguridad para las familias, progreso y paz entre las naciones.

El mensaje, difundido por YouTube y con subtítulos en farsi, obtuvo una respuesta ambigua por parte de las autoridades iraníes. Le dieron la bienvenida, pero le exigieron acciones y no palabras para corroborar el cambio en la política exterior estadounidense. La Casa Blanca no quita el dedo del renglón respecto al programa nuclear de Irán, al que califica como una amenaza para la seguridad global, ya que considera que tiene fines militares y no civiles. En este contexto, el mensaje de Obama comienza a tener efectos.

El martes 31 de marzo se dio el primer acercamiento en años entre dos diplomáticos de Irán y Estados Unidos. En el marco de la Conferencia Internacional para Afganistán realizada en La Haya la semana pasada, Richard Holbrooke, enviado especial para Afganistán y Pakistán, se reunió con el vice ministro de asuntos exteriores de Irán. El encuentro, aunque breve, selló simbólicamente el reinicio de las relaciones diplomáticas entre estos dos países. Además, Irán se comprometió a involucrarse en el esfuerzo regional para atender la guerra en Afganistán, con quien comparte una vasta frontera y por el que se ve afectado debido al tráfico de heroína que financia a los Talibán.

En las últimas horas, la estrategia de lograr un compromiso con Irán dio un paso más hacia adelante. La secretaria de Estado Hillary Clinton anunció la noche de ayer que Estados Unidos comenzaría a participar en las reuniones multilaterales que Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China realizan con Irán. El anuncio coincidió con un mensaje del presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, en el que calificó de “honesto” el cambio de la política exterior estadounidense. No obstante, las palabras se han topado con los hechos. Mientras que Clinton sostenía que harían todo lo posible para convencer a Irán de renunciar a su proyecto para obtener un arma nuclear, este mismo jueves el presidente iraní inauguró la primera planta productora de combustible nuclear. Según fuentes oficiales, Irán cuenta hoy en día con 7 mil centrifugadoras enriquecedoras de Uranio. Es decir, en el terreno, el proyecto iraní sigue su marcha. En este sentido, cabe preguntarse si Obama se basa sobre premisas más bien ingenuas. Mi opinión es todo lo contrario.

Desde el mensaje del Año Nuevo, la política de Obama tiene como objetivo influir en el proceso electoral iraní. Ya sea a través de impulsar al candidato reformista Mir Hussein Moussavi o suavizando la postura de Ahmadineyad, cuyo discurso y acciones siguen amenazando a los países árabes e Israel. Los comicios están programados para el 12 de junio. Internamente, una creciente oposición, principalmente de jóvenes, rechaza al gobierno de Ahmadineyad. La crisis económica, la caída de los precios del petróleo y una represiva política interior le han restado popularidad al presidente iraní. De esta forma, la ola internacional de popularidad de Obama, que genera expectativas hacia el futuro, empieza a permear en Irán. El candidato opositor, Hussein Moussavi ha sostenido su interés para recomponer relaciones con Occidente y para ampliar las libertades individuales en su país. La política de acercamiento de la Adminstración Obama juega a su favor. Pero la política iraní es sumamente compleja, por lo que habrá que esperar para conocer el efecto real del esfuerzo diplomático de la Casa Blanca por influir en el país de los ayatolas.