jueves, 12 de febrero de 2009

ISRAEL Y EL VOTO DEL MIEDO

ISRAEL Y EL VOTO DEL MIEDO

JOSÉ HAMRA SASSÓN

MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO

REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM

12 DE FEBRERO DE 2009

En las elecciones del martes, el miedo ganó en Israel. La lectura de los resultados que ha trascendido es que la sociedad israelí se derechizó. Pero es necesario considerar el matiz del miedo para dimensionar la razón por la cual el electorado le otorgó al partido de extrema derecha, Israel Beitenu (Israel Nuestro Hogar), 15 de 120 escaños, relegando al Laborismo al cuarto puesto con 13 lugares en el parlamento y marginando al partido de izquierda Meretz con tan sólo tres.

Kadima y Likud se pelean el triunfo con menos del 23% de los votos para cada uno. Desde el primer momento sus líderes, Tzipi Livni y Benjamín Netaniahu, respectivamente, iniciaron negociaciones con otros partidos para lograr formar una coalición de al menos 61 parlamentarios que les permita obtener la mayoría mínima necesaria para gobernar. En el sistema político israelí quien forma gobierno no es necesariamente el partido que obtuvo más votos, sino el que asegure una mayoría parlamentaria. Y en ese sentido, Netaniahu parece tener ventaja. Recordemos que en octubre pasado, una vez que Ehud Olmert fuera obligado a renunciar como Primer Ministro (asumió el cargo en 2006), Livni fue incapaz de formar una nueva coalición que habría evitado las elecciones adelantadas. La nueva conformación del parlamento israelí, donde el espectro de la derecha suma 65 escaños, le obstaculiza a Livni y su partido Kadima un segundo intento.

Por otra parte, de los 33 partidos que participaron en los comicios del 10 de febrero, 12 obtuvieron al menos 2% de los votos, requisito para lograr representación legislativa. Es tal el grado de fragmentación sociopolítica en Israel, que siete de esos 12 partidos obtuvieron entre tres y cinco escaños cada uno, con lo que suman arriba de 20% del total. La alta segmentación del sistema político israelí responde a la pluralidad de su sociedad conformada por judíos y musulmanes, por ciudadanos israelíes judíos y palestinos ciudadanos de Israel (20%), religiosos y seculares, sefaraditas y askenazíes, sionistas y no sionistas, por judíos de origen ruso, árabe, europeo, etíope, entre otros tantos sectores. Pero es un sistema que en los últimos 25 años el equilibrio de fuerzas, producto de la fragmentación, ha generado inestabilidad política. Desde 1992, se han realizado en Israel siete elecciones y formado al menos seis coaliciones de gobierno. Sólo uno de los seis primeros ministros en este periodo de 17 años terminó su mandato.

El miedo, pues, fue un elemento central que impactó en la elección en al menos dos sentidos. Por un lado, impulsó a la derecha nacionalista (representados principalmente por el Likud e Israel Beitenu) gracias a la guerra en Gaza. La amenaza que Hamás representa para Israel, real o ficticia, fue capitalizada por Avigdor Liberman, líder de Israel Beitenu, un ultraderechista que ha pintado el espectro político israelí con un discurso racista, intolerante y anti-árabe. Y en este sentido, Hamás impulsó a Liberman. En Sderot, Beersheva y Ashkelon, ciudades del sur de Israel asoladas por los misiles de Hamás, el partido de Liberman se registra como segunda fuerza, sólo por detrás del Likud de Netaniahu. Ambos sostuvieron a lo largo de sus campañas que acabarían con Hamás.

Por el otro lado, el miedo se manifestó en amplios sectores de izquierda que votaron por Kadima con el fin de evitar un triunfo de Netaniahu. Un voto de miedo disfrazado de “útil” y que simplemente resultó inútil. Si bien los partidarios del Laborismo y de Meretz que votaron por Livni le aseguraron al menos un empate técnico, no evitaron que sea una coalición encabezada por Netaniahu y de tintes ultra-nacionalistas la que tenga mayores posibilidades de formar gobierno en estos momentos. Peor aún, este voto de miedo a Netaniahu acabó por debilitar a la representación progresista en el parlamento israelí, dejando en el limbo a los herederos políticos de los fundadores de Israel, quienes buscaron construir una sociedad incluyente. En un sistema parlamentario, donde el jefe de gobierno (es decir, del poder ejecutivo) emana de la misma legislatura, el llamado voto útil acaba decantando la representación de otras ofertas en el órgano legislativo. Cosa que no necesariamente sucede en un sistema presidencialista como el mexicano, donde se emiten votos por separado que permiten dividirlos a favor de distintas fuerzas políticas en el legislativo y el ejecutivo. Además, varios partidarios de la izquierda que se manifestaron en contra de la guerra en Gaza votaron por Jadash, un partido excomunista integrado por árabes y judíos, que aboga por un estado binacional. Jadash obtuvo 4 escaños, uno más que la legislatura pasada.

Así pues, el resultado del martes es la conclusión de una contienda electoral que se vio ensombrecida por la guerra en Gaza. Existe una remota probabilidad de que Livni y Netaniahu encabecen un gobierno de unidad nacional, situación que, de darse, augura elecciones adelantadas. Si Netaniahu logra ser primer ministro, se mantendrá el estado de confrontación con los palestinos, pues favorece la expansión de los asentamientos judíos en la Cisjordania ocupada, uno de los obstáculos para la solución de los dos Estados. En este sentido, podemos esperar que un gobierno de Netaniahu desafíe a la Casa Blanca, una vez que el presidente Barack Obama se ha decidido por un liderazgo más equilibrado que responda tanto a las necesidades de Israel como a las de Palestina.

En todo caso, la polarización del sistema político israelí hacia la intransigencia no responde necesariamente al sentir de la mayoría que reconoce la necesidad de un Estado palestino para acabar con el conflicto con sus vecinos. De igual forma, la mayoría de los palestinos aprueba la solución de los dos Estados. Sin embargo, impera la desconfianza y el miedo entre ambos pueblos. El gran reto para el gobierno de Estados Unidos será cambiar el paradigma y hacer coincidir a estas dos masas silenciosas en Israel y Palestina para que trasciendan, más allá de su expresión electoral, las posturas autoritarias manifestadas en Israel Beitenu o Hamás. Y es que con miedo, no se puede esperar ni paz ni libertad para ninguno de los dos pueblos.

3 comentarios:

Mauricio Meschoulam dijo...

Excelente artículo, José.

Vale la pena agregar lo siguiente, ya como un análisis del escenario previsto. Natanyahu era considerado afin ideológicamente al neoconservadurismo, corriente filosófico-política sumamente compleja (que entre otras cosas, por cierto, se ha sobre-simplificado con el tiempo), pero que estuvo lo suficientemente involucrada con la administración Bush, que acaba de salir.

Lo interesante es que ni siquiera John McCain manifestaba un apoyo a dicha corriente y sus propuestas.

Hoy, nos encontramos frente a lo más similar que pudiera asemejarse al neoconservadurismo, en la persona de Netanyahu, quien como bien lo indicas, tiene todas las de ganar en la conformación de un próxicmo gobierno.

¿Qué sostienen los neoconservadores?, Bueno,ese tema es, como dije, sumamente complejo como para abordarlo aquí, pero ciertamente son premisas muy distantes de lo que la administración de Obama propone. El escenario, por lo tanto, no es por ahora, nada optimista en términos del avance de las negociaciones y la paz.

Muchos saludos y te sigo siguiendo.

Mauricio

José Hamra Sassón dijo...

Mauricio,
Gracias por tu comentario. Si es que queda Netaniahu, será interesante ver como se acomoda "ideológicamente" una vez que el mandato de Obama sepultó (al menos por ahora) la visión neoconservadora. Ante las bajas espectativas para el proceso de paz con Palestina una leve esperanza: tras la guerra del golfo del 90/91, el gobierno de Bush padre impuso condiciones al de Shamir para participar en el proceso que inició con la Conferencia de Paz en Madrid. El escenario actual es muy diferente en la dimensión regional, pero no podemos soslayar la posibilidad de la renovada política exterior de EU. Un abrazo y espero sigamos construyendo.

Anónimo dijo...

muy interesante,
Aunque la opinion comun en Israel que los mayores problemas del estado son La seguridad y la economia, yo soy de aquellos que piensan que el gran problema es la incapacidad de governar. El hecho que la vida promedio de un govierno Israeli es 2 anos y cacho, en los cuales en el cacho ya el trato de coalicion se ha roto y la presion publica es de ir de nuevo a elecciones es una tragedia. Los tratos de Coalicion firmados en Israel en los ultimos 15 anios usan solo como cadenas polticas que paralizan el sistema poltico Israeli y prometen solo una cosa: "No tenemos idea que estamos diciendo, y ademas no estamos haciendo nada mas que preservar la situacion". y no es que no digan nada (aunque yo creo que el concepto de KADIMA es exactamente ese, y que la AVODA en Israel hace anos que lo unico que tiene que ver con la izquierda socialista es su nombre), pero cuando se dicen tantas cosas al mismo tiempo, tan diferente en un solo govierno no puede ser que haya un camino ideologico que se pueda seguir. izquierda o derecha? que importa? nadie lleva el camino a ningun lado porque lo mas importante en Israel es reeligerse. eso es exactamente lo que esta haciendo Netanyahu estos dias: rogarle a Lvni que venga a su govierno. porque? porque Dios no quisiera que el tenga que cargar con la responsabilidad de llevar un govierno por si mismo y no pueda hacer lo que la izquierda hace ya muchos anos: lloriquea que no puede hacer nada porque la derecha en el governo se lo impide. asi que digo yo, facismo, fundementalismo, o neo liberalismo... me da igual. nada de eso no me da tanto miedo como el pensamiento que la idea democratica de la polemica en un parlmento se este vendiendo a precio bajo con slogans como: "la necedidad que tenemos por unidad"