OBAMA FRENTE AL CRUCIGRAMA NUCLEAR IRANÍ
JOSÉ HAMRA SASSÓN
MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO
REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM
9 DE ABRIL DE 2009
Aunque ya no es novedad, Barack Obama sigue aprovechando su periodo de gracia y no deja de sorprender por su estilo. Montado en la visión de ejercer una diplomacia inteligente, es decir, utilizar todos los medios posibles, desde el diálogo hasta la fuerza, para defender los intereses de Estados Unidos, los primeros avances que ha logrado son dignos de destacarse.
En el caso de la superpotencia estadounidense, indudablemente el estilo hace una diferencia. Para la nueva Casa Blanca no se trata de imponer condiciones al resto de la comunidad internacional, sino buscar acuerdos y compromisos con el fin de hacer de este mundo un lugar más seguro. Ese fue, en lo general, el tono que imprimió Obama durante su primera gira internacional, que lo llevó a Europa y Medio Oriente. Contrastando con su antecesor, Obama estableció pautas de cooperación en asuntos desde la redefinición del sistema financiero internacional hasta el calentamiento global, pasando por la OTAN, Afganistán, Irán y el proceso de paz árabe – israelí. Muy lejos se encuentra del “ustedes contra nosotros” que caracterizó a la política exterior estadounidense hasta hace unos pocos meses. Diálogo, compromiso y diplomacia inteligente para hacer frente a la seguridad internacional son los nuevos condicionantes. Es cierto que el fracaso de la lógica unilateral en Medio Oriente no asegura que la aproximación de Obama será un éxito. Pero sin duda, es aplaudible el cambio en la cosmovisión de la política exterior estadounidense.
Paulatinamente la Administración Obama pasa del verbo a la acción. En el caso de la nuclearización de Irán, quizá uno de los retos que generan mayor incertidumbre, ha sido especialmente puntual. En un hecho inédito, el 20 de marzo el Obama ofreció un sorpresivo mensaje al pueblo y autoridades de Irán. Aprovechando la festividad secular de Nowruz, que marca el Año Nuevo iraní, planteó directamente la posibilidad de renovar las relaciones diplomáticas entre las dos naciones, prácticamente rotas tras la revolución jomeinista de 1979. Un “nuevo comienzo”, dijo Obama, para que Irán se reintegre a la comunidad internacional, compartiendo los intereses en común de oportunidades para los niños, seguridad para las familias, progreso y paz entre las naciones.
El mensaje, difundido por YouTube y con subtítulos en farsi, obtuvo una respuesta ambigua por parte de las autoridades iraníes. Le dieron la bienvenida, pero le exigieron acciones y no palabras para corroborar el cambio en la política exterior estadounidense. La Casa Blanca no quita el dedo del renglón respecto al programa nuclear de Irán, al que califica como una amenaza para la seguridad global, ya que considera que tiene fines militares y no civiles. En este contexto, el mensaje de Obama comienza a tener efectos.
El martes 31 de marzo se dio el primer acercamiento en años entre dos diplomáticos de Irán y Estados Unidos. En el marco de la Conferencia Internacional para Afganistán realizada en La Haya la semana pasada, Richard Holbrooke, enviado especial para Afganistán y Pakistán, se reunió con el vice ministro de asuntos exteriores de Irán. El encuentro, aunque breve, selló simbólicamente el reinicio de las relaciones diplomáticas entre estos dos países. Además, Irán se comprometió a involucrarse en el esfuerzo regional para atender la guerra en Afganistán, con quien comparte una vasta frontera y por el que se ve afectado debido al tráfico de heroína que financia a los Talibán.
En las últimas horas, la estrategia de lograr un compromiso con Irán dio un paso más hacia adelante. La secretaria de Estado Hillary Clinton anunció la noche de ayer que Estados Unidos comenzaría a participar en las reuniones multilaterales que Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China realizan con Irán. El anuncio coincidió con un mensaje del presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, en el que calificó de “honesto” el cambio de la política exterior estadounidense. No obstante, las palabras se han topado con los hechos. Mientras que Clinton sostenía que harían todo lo posible para convencer a Irán de renunciar a su proyecto para obtener un arma nuclear, este mismo jueves el presidente iraní inauguró la primera planta productora de combustible nuclear. Según fuentes oficiales, Irán cuenta hoy en día con 7 mil centrifugadoras enriquecedoras de Uranio. Es decir, en el terreno, el proyecto iraní sigue su marcha. En este sentido, cabe preguntarse si Obama se basa sobre premisas más bien ingenuas. Mi opinión es todo lo contrario.
Desde el mensaje del Año Nuevo, la política de Obama tiene como objetivo influir en el proceso electoral iraní. Ya sea a través de impulsar al candidato reformista Mir Hussein Moussavi o suavizando la postura de Ahmadineyad, cuyo discurso y acciones siguen amenazando a los países árabes e Israel. Los comicios están programados para el 12 de junio. Internamente, una creciente oposición, principalmente de jóvenes, rechaza al gobierno de Ahmadineyad. La crisis económica, la caída de los precios del petróleo y una represiva política interior le han restado popularidad al presidente iraní. De esta forma, la ola internacional de popularidad de Obama, que genera expectativas hacia el futuro, empieza a permear en Irán. El candidato opositor, Hussein Moussavi ha sostenido su interés para recomponer relaciones con Occidente y para ampliar las libertades individuales en su país. La política de acercamiento de la Adminstración Obama juega a su favor. Pero la política iraní es sumamente compleja, por lo que habrá que esperar para conocer el efecto real del esfuerzo diplomático de la Casa Blanca por influir en el país de los ayatolas.
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