EL DISCURSO DE OBAMA EN EL CAIRO
JOSÉ HAMRA SASSÓN
MEDIO ORIENTE, UN MUNDO ENTERO
REVISTA ANTENA RADIO 107.9 FM
4 DE JUNIO DE 2009
Barack Obama está en Medio Oriente y pretende tomar al toro por los cuernos. Desde la campaña electoral que lo catapultó a la Casa Blanca, Obama delineó una política exterior contrastante a la de George W. Bush. En principio, como lo señaló en enero al diario Al-Arabiya y hace unas semanas en Turquía, Obama quiere recomponer las relaciones de Estados Unidos con el mundo árabe y el islam. Busca cambiar la percepción del llamado choque de civilizaciones que ha alimentado al extremismo islámico y a las posturas más reticentes en su país y occidente. No hay que negarlo, Obama responde a los intereses de Estados Unidos. Esa es una realidad que puede o no gustarnos del todo, pero en definitiva, su cosmovisión tiende a la construcción de consensos en el sistema internacional. Y sí, es motivo suficiente para celebrarlo.
Hoy, en El Cairo, refrendó, de forma puntual y ambiciosa, sus intenciones. Las expectativas son altas y podrían resultar frustrantes si no se cumplen o se logran parcialmente. Obama lo sabe. Ya vivió en carne propia la decepción de no avanzar en aclarar los casos de tortura o de cerrar definitivamente la cárcel de Guantánamo. Pero la situación en Medio Oriente, con una gran cantidad de frentes al rojo vivo, amerita colocar la vara en tan alta posición.
La elección del lugar para hablarle al mundo árabe y al islámico, de frente y sin corta prisas, tiene un importante peso simbólico. Egipto es el mayor país árabe, cuna del nacionalismo árabe secular, pero también de islam político. El discurso fue albergado por la Univeridad de El Cairo, de carácter laico y universalista, y co-patrocinado por la Universidad Al-Ahzar, de corte islamista. En esta última, estudió Ayman al-Zawahiri, el compinche de Osama Bin Laden en Al-Qaeda. Y desde ahí, Barack Hussein Obama habló no sólo de un nuevo comienzo, de Irán y del conflicto palestino-israelí. También instó a los regímenes del Medio Oriente para promover los derechos humanos, así como impulsar sistemas democráticos, los derechos de las mujeres y la libertad religiosa.
En principio, Obama asumió la responsabilidad de Occidente por las injusticias provocadas en la región por el colonialismo y los intereses geopolíticos que muchas veces han confrontado a los pueblos y naciones del Medio Oriente entre sí. De allí partió para hacer un llamado de voltear al futuro, reconocerse como seres humanos y acabar con los estereotipos que han degradado la relación entre ambas partes. Obama subrayó los valores y las aportaciones a la humanidad que ha hecho la cultura islámica a lo largo de los siglos. Incluso, señaló que en su país 7 millones de musulmanes viven en total libertad religiosa, aportando al desarrollo de Estados Unidos desde diversos ámbitos.
Reiteró su estrategia frente al terrorismo islámico y solicitó confrontar el extremismo violento en todas sus formas. Justificó la guerra contra el terrorismo encarnado en Al Qaeda y los Talibán, responsables del 11/9 donde murieron 3000 inocentes. Eso sí, se desmarcó de la guerra en Irak, a la que consideró un error que pudo evitarse. Anotó que no se puede menospreciar la diplomacia ni el consenso internacional.
Respecto al proceso de paz entre israelíes y palestinos, condenó a quienes niegan el Holocausto y llaman a la destrucción de Israel. No es poca cosa, considerando que lo hizo desde el epicentro de confrontación. En muchos países árabes y organizaciones islamistas se sigue enseñando el libelo de los Protocolos de Sión como un hecho real. Este falso texto es fundamento del antisemitismo moderno, el que llevó a 6 millones de judíos a las cámaras de gas. Por el otro lado, señaló que es intolerable la situación de los palestinos que viven bajo la ocupación israelí. Como era de esperarse, reiteró la fórmula de paz entre Israel y Palestina basada en dos Estados independientes. Rescató el Plan de Ruta de 2003. Por una parte, los palestinos deben renunciar a la violencia armada. Obama ofreció apertura a Hamás, al que consideró que representa a un sector del pueblo palestino. Indicó que para participar en la construcción de un Estado palestino, Hamás requiere renunciar a la violencia y reconocer los acuerdos previos y el derecho de Israel a existir. Por otra parte, deslegitimó a los asentamientos judíos en los territorios palestinos, a los que señalo como violatorios de acuerdos previos. Así como instó al gobierno de Israel a reconocer el derecho del pueblo palestino a un Estado independiente, también llamó a poner fin al asedio sobre Gaza.
Cierto es que se trata de más palabras, pero pocas veces se ha escuchado a un presidente de Estados Unidos colocar con firmeza a Israel y Palestina en paridad de condiciones. Es sin duda, una oportunidad para los sectores moderados en ambas partes recobren centralidad. Las palabras de Obama no sólo abrigan esperanza, son punta de lanza y plataforma firme para la negociación. No obstante, el futuro inmediato no estará exento de dolores de cabeza.
En el caso del proyecto nuclear iraní, el presidente de Estados Unidos señaló que todos los países tienen derecho a generar energía nuclear para uso civil. Una vez más, ofreció a Irán iniciar negociaciones sin precondiciones con el fin de enmendar la relación bilateral. Obama señaló que no tolerará una carrera armamentista en el Medio Oriente, por lo que reiteró su compromiso por erradicar las armas nucleares de la faz de la tierra.
Finalmente, Obama también tocó puntos álgidos y sensibles que cuestionaron a los regímenes autoritarios de la zona, incluidos los de Egipto y Arabia Saudita, sus anfitriones durante esta gira. Señaló que la democracia no puede imponerse, pero que existen diversas formas para llegar a ella. Reconoció que los procesos electorales no son suficientes para construir un régimen democrático. En este sentido, y desde la cueva del león, instó a los regímenes de la región a respetar los derechos humanos, incluida la libertad religiosa y los derechos fundamentales de las mujeres. Así, aplaudió las iniciativas como la Alianza de Civilizaciones encabezada por Turquía y España y la del Diálogo Inter-religioso impulsada por Arabia Saudita.
Obama es un personaje peculiar, un ser “híbrido”, como lo definió Juan José Millás, por lo que no puede ser fácilmente etiquetado. Este aspecto le permite una flexibilidad y una riqueza de posibilidades para explotar una realpolitik distinta y esperanzadora para Medio Oriente, aunque ésta emane de los intereses de Estados Unidos. Ojalá que Barack Hussein Obama tenga éxito.
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Conclusiones de Gideon Levy sobre el discurso de Obama: Obama emerged in Cairo as a true friend of Israel.
Visita de Obama al campo de concentración de Buchenwald donde refrendó su visión de paz: Obama ve en Buchenwald un ejemplo de reconciliación.
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